
Javier Milei: entre las críticas y las defensas a su estilo de gobierno
Desde su llegada al poder, Javier Milei ha generado un fenómeno político inédito en la Argentina reciente: despierta pasiones intensas tanto a favor como en contra.
Su estilo disruptivo y sus medidas de ajuste marcaron un cambio profundo en la dinámica nacional, abriendo un debate sobre el rumbo económico, social y político del país.
Las principales críticas
Los detractores del presidente apuntan, en primer lugar, al impacto económico y social de sus medidas. Señalan que el ajuste fiscal, si bien ordena las cuentas públicas, recae con fuerza sobre los sectores más vulnerables: jubilados, trabajadores estatales, beneficiarios de planes sociales y estudiantes. También se lo acusa de provocar una recesión que golpea al consumo y al empleo.
Otra crítica recurrente es su estilo de liderazgo confrontativo. Milei suele atacar a opositores, periodistas e incluso aliados, lo que genera un clima de polarización permanente. En la arena institucional, se lo cuestiona por su escaso apego al Congreso, privilegiando decretos y decisiones unilaterales. A esto se suma la tensión con gobernadores por la quita de recursos, y los recortes en cultura, ciencia y educación, que abrieron un frente de conflicto con esos sectores.
En síntesis, los críticos sostienen que el presidente aplica un ajuste demasiado duro, con un liderazgo personalista y con políticas que podrían profundizar las desigualdades sociales.
Los argumentos en defensa
En el otro extremo, sus seguidores destacan que Milei es el primer mandatario en décadas que se anima a aplicar disciplina fiscal real. Celebran que haya logrado un superávit primario y que busque frenar la inflación, aunque todavía persistan niveles altos.
A nivel político, lo defienden por su coherencia ideológica: aseguran que mantiene el mismo discurso liberal que lo llevó al poder y que enfrenta a sindicatos, gobernadores y corporaciones que históricamente condicionaron a los presidentes. También resaltan su honestidad personal, al no estar vinculado con hechos de corrupción.
En lo social y cultural, sus seguidores ven en él un líder que impulsa orden, meritocracia y libertad individual, reduciendo subsidios, clientelismo y gastos superfluos del Estado. En el plano internacional, valoran su acercamiento a potencias como Estados Unidos e Israel, y su alineamiento con países que apuestan al libre mercado.
Un liderazgo en disputa
El gobierno de Javier Milei se encuentra, así, en el centro de una tensión permanente entre críticos y defensores. Para unos, representa un riesgo que puede profundizar desigualdades y debilitar instituciones; para otros, es la única oportunidad real de cambiar de raíz el rumbo de la Argentina.
El futuro mostrará si el ajuste y las reformas estructurales logran estabilizar al país o si, por el contrario, el costo social de las medidas deja más heridas que soluciones. Lo cierto es que Milei, con su estilo frontal y sin medias tintas, ya ocupa un lugar central en la historia política contemporánea.