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“Cuando el Estado desaparece, aparece el narcoestado” Una advertencia para General Mosconi y el norte salteño

General Mosconi, históricamente reconocido por su identidad obrera y su lucha por el trabajo digno, atraviesa desde hace años un proceso de debilitamiento del Estado. La falta de políticas sostenidas, la precarización de los servicios públicos y la ausencia de oportunidades reales

“Cuando el Estado desaparece, aparece el narcoestado” Una advertencia para General Mosconi y el norte salteño

General Mosconi, históricamente reconocido por su identidad obrera y su lucha por el trabajo digno, atraviesa desde hace años un proceso de debilitamiento del Estado. La falta de políticas sostenidas, la precarización de los servicios públicos y la ausencia de oportunidades reales

General Mosconi, históricamente reconocido por su identidad obrera y su lucha por el trabajo digno, atraviesa desde hace años un proceso de debilitamiento del Estado. La falta de políticas sostenidas, la precarización de los servicios públicos y la ausencia de oportunidades reales han dejado un terreno fértil para que otras estructuras de poder ocupen ese vacío. Desde la partida de YPF, se cotizan mas los empleados del narcotrafico, que un potencial trabajador del estado. 

Cuando el Estado no garantiza seguridad, educación, salud ni empleo, el territorio se convierte en un espacio disponible. Allí, el narcotráfico y el delito organizado encuentran su mejor escenario: ofrecen dinero donde no hay trabajo, poder donde no hay autoridad y pertenencia donde el Estado dejó de mirar.

 

 

 

 

 

Cuando el Estado no garantiza seguridad, educación, salud ni empleo, el territorio se convierte en un espacio disponible. Allí, el narcotráfico y el delito organizado encuentran su mejor escenario: ofrecen dinero fácil donde no hay trabajo, poder donde no hay autoridad, y pertenencia donde el Estado dejó de mirar.

En Mosconi —como en Tartagal, Aguaray o Salvador Mazza— el problema no es solo de fronteras porosas o controles insuficientes, sino de abandono institucional. La falta de inversión estatal, la escasa presencia judicial, la precariedad educativa y sanitaria, y la desatención a los jóvenes han debilitado el tejido social. En ese contexto, la economía del delito avanza donde la economía formal retrocede.

 

No basta con sumar policías o controles, porque la presencia únicamente represiva no destruye la raíz del problema. La prevención es central: programas educativos sobre consumo de drogas en escuelas y colegios, campañas de concientización en los barrios y acompañamiento profesional a jóvenes en riesgo son herramientas esenciales.

Además, el Estado debe actuar desde la salud y la política social, coordinando esfuerzos entre el municipio, el Ministerio de Salud y los servicios sociales. Solo así se pueden crear alternativas reales que desarticulen el poder del narcotráfico antes de que arraigue: educación, contención, deporte, cultura y trabajo digno funcionan como antídotos contra el narcoestado.

El narcoestado no surge de la nada: nace del vacío del Estado ausente desde la partida de YPF. 

Cuando los vecinos ya no confían en la policía, cuando la justicia tarda años en resolver una causa, cuando la escuela pierde su rol formador y cuando el hospital se queda sin recursos, la sociedad empieza a mirar hacia otros referentes, muchas veces vinculados a redes ilegales que prometen lo que el Estado no cumple.

En Mosconi, el problema no es solo de fronteras porosas o controles insuficientes, sino de abandono institucional. La falta de inversión estatal, la escasa presencia judicial, la precariedad educativa y sanitaria, y la desatención a los jóvenes han debilitado el tejido social. En ese contexto, la economía del delito avanza donde la economía formal retrocede.

Pero no basta con sumar policías o controles, porque la presencia únicamente represiva no destruye la raíz del problema. La prevención es central: programas educativos sobre consumo de drogas en escuelas y colegios, campañas de concientización en los barrios y acompañamiento profesional a jóvenes en riesgo son herramientas esenciales.

Además, el Estado debe actuar desde la salud y la política social, coordinando esfuerzos entre el municipio, el Ministerio de Salud y los servicios sociales. Solo así se pueden crear alternativas reales que desarticulen el poder del narcotráfico antes de que arraigue: educación, contención, deporte, cultura y trabajo digno funcionan como antídotos contra el narcoestado.

Mosconi no puede caer en la trampa de la ausencia estatal. La reconstrucción requiere presencia real del Estado en todos sus niveles: escuelas que contengan, hospitales con recursos, justicia efectiva y oportunidades de trabajo para los jóvenes.

Porque donde hay Estado, hay ley, oportunidades y esperanza.
Y donde el Estado desaparece, no hay vacío, hay reemplazo: aparece el narcoestado.

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